El agua es considerada una necesidad fundamental para los seres humanos y esto no sólo va atado a su uso como nutriente esencial del cuerpo, es también cuestión de higiene personal, limpieza domestica y preparación de alimentos.
Durante años a los dominicanos más afortunados se nos ha estado restringiendo el acceso a este preciado liquido, mientras a otra parte menos afortunada simplemente se les ha privado del mismo en su totalidad.
República Dominicana, en la mayor parte de su territorio, ofrece un abastecimiento de agua “potable” intermitente, pero hay otras zonas donde este servicio es completamente inexistente. De cualquier manera, lo que prima en nuestro país es la ineficiencia y mediocridad en este renglón, manejado principalmente por el sector público, a través de distintas instituciones, que trabajan sin objetivos ni lineamientos comunes, lo que agrava aún más la situación.
El país se divide en 6 regiones hidrográficas (Yaque del Norte, Atlántica, Yuna, Este, Ozama-Nizao y Yaque del Sur) con una disponibilidad total de agua, en promedio, de 25,966.69 millones de metros cúbicos al año y una demanda de unos 12,315.44 millones de metros cúbicos al año, y disponibilidad por habitante de 2,580.77 metros cúbicos al año, según la población censada en el año 2010. De acuerdo al indicador Falkenmark de 1989, el país se encuentra “sin estrés hídrico”, ya que dispone de más de 1,700 metros cúbicos per cápita al año.
Pero también es cierto que cada región posee sus particularidades y no es preciso analizarlas en conjunto. Por ejemplo, en la región Ozama-Nizao se encuentran las provincias Monte Plata, San Cristóbal, Peravia, Ocoa y el principal asentamiento poblacional del País, la Provincia de Santo Domingo. Esta dispone, en promedio, de 4,916.08 millones de metros cúbicos al año, sin embargo debido a la elevada población concentrada en la Provincia de Santo Domingo, la disponibilidad por habitante es de unos 1,346.14 metros cúbicos al año, según la población censada en 2010. Esto, según el indicador Falkenmark, deja la región en situación de “estrés hídrico”, ya que dispone de menos de 1,700 metros cúbicos per cápita al año, siendo este el límite menor para considerarse “sin estrés”.
Esta situación de estrés que presenta la región Ozama-Nizao, que estamos tomando de ejemplo, puede ser resuelta de la siguiente manera:
- Reducción de la demanda: En este punto quiero recordar varias cosas; Primero, en la región no se cuenta con macro-medidores ni micro-medidores, a excepción de algunas pequeñas zonas; Segundo, el balance de caudal realizado es uno muy simple y poco preciso, que considera el consumo de la población como los caudales inyectados a red, no existe en la actualidad otra forma de hacerlo, debido a la falta de medición.
Esta metodología no nos permite distinguir entre el agua real consumida por los usuarios y el agua fugada, ya sea por desperfectos de la red o por conexiones clandestinas.
Entonces, la reducción de la demanda debe ser un plan muy bien elaborado y con inversiones importantes, que debe ir acompañado de instalación de macro y micro medidores, análisis detallado de los caudales reales consumidos y los caudales fugados, detección y corrección de imperfecciones de la red, formalización de las conexiones clandestinas o eliminación de las mismas, entre otros. Llegando finalmente a aumentar la eficiencia del sistema (actualmente se estima que más del 60% del caudal inyectado a red se fuga, pero esto es muy difícil de verificar sin mediciones, aunque sean de carácter experimental).
- Aumento del almacenamiento: Lo cierto es que la reducción de la demanda es completamente necesaria para que podamos aprovechar mejor nuestros recursos y lograr la máxima eficiencia posible (nunca absoluta, porque las redes de abastecimiento, aún siendo completamente nuevas, no son 100% eficientes), sin embargo el aumento en la disponibilidad de agua, se logra con el aumento en la capacidad de almacenamiento o retención.
De forma natural, nuestro ecosistema carece de capacidad para administrar el recurso durante el funcionamiento natural del ciclo del agua. Por lo tanto la construcción de presas; una para la región Ozama-Nizao, por ejemplo; es una necesidad en estos momentos, especialmente para abastecer el gran Santo Domingo, que es donde la concentración y crecimiento poblacional es mayor.
- Planificación Hidrológica: Es indispensable analizar la situación actual de nuestros sistemas, realizar las proyecciones y estimaciones pertinentes, para de esta manera poder trazar un plan, integrado y coordinado, con el objetivo de que exista un aprovechamiento racional de los recursos hídricos, garantizando las necesidades principales de los ecosistemas fluviales.
Los gobiernos nos han querido convencer de que la culpa de todo es de los ciudadanos por no tener una cultura de conservación y protección de los cuerpos de agua. Esto en parte es cierto y con la ayuda de cada uno de los dominicanos, se podría hacer una gran diferencia, pero también es muy cierto que la planificación, construcción, gestión y mantenimiento de todas la infraestructuras necesarias para el abastecimiento de agua, así como hacer valer y cumplir las leyes, es responsabilidad de los gobiernos y, hasta la fecha, ninguno ha puesto el empeño necesario para mejorar las cosas, ya sea por falta de interés o por la falta de formación de quienes encabezan las instituciones.
Esperamos que en lo adelante las cosas realmente cambien, porque es inaceptable que un país como el nuestro viva en esta situación inhumana de escasez, es completamente inaceptable que un sistema de abastecimiento sea intermitente en estos días, el agua debe ser suplida en calidad y cantidad suficiente.
Dicho esto, también debemos aclararle a las personas que NADA es gratis, tener agua potable todos los días y a todas horas CUESTA, es insostenible seguir pagando los ridículos precios que pagamos hoy en día, especialmente en el Gran Santo Domingo. Los costos de operación son elevados y no es posible hacer el proceso eficiente, dependiendo de los subsidios de un gobierno. Debemos exigir agua en cantidad y calidad, pero también debemos estar dispuestos a pagar por ella, como sucede en todas partes del mundo.
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