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Foto del escritorOliver Guzmán | Ing. Civil

Las especies de agua dulce están disminuyendo a un ritmo alarmante

La vida silvestre en los ecosistemas de agua dulce está disminuyendo tres veces más rápido en comparación con la biodiversidad terrestre o marina, según el Informe Planeta Vivo 2020. La pérdida de hábitat provocada por el desarrollo humano, como la construcción de hidroeléctricas y las represas, son algunas de las principales causas.


Las especies de agua dulce son vitales para nuestra vida en el planeta. Algunas de ellas, como los peces, son la principal fuente de alimentos e ingresos económicos para muchas comunidades en el mundo y ayudan a mantener saludables los ecosistemas de los que todos dependemos. Sin embargo, están desapareciendo a ritmos alarmantes, incluso mucho más rápido que la biodiversidad terrestre o marina, según datos del Informe Planeta Vivo (IPV) 2020.


Según análisis recopilados por el estudio de WWF, casi una de cada tres especies de agua dulce está amenazada de extinción y todos los grupos taxonómicos -es decir, los grupos en los que se clasifican las especies- son más vulnerables en los sistemas de agua dulce, en comparación con los terrestres. El problema es mayor en las especies que viven en América Latina y el Caribe, según el informe.


Para científicos como Saulo Usma, Coordinador del Programa Agua Dulce en WWF Colombia, este problema es de especial atención, pues no solo estamos perdiendo frente a nuestros ojos uno de los mayores tesoros naturales del planeta; también, estamos llevando al planeta a un punto de no retorno del que no va a poder recuperarse en el futuro.


Grandes especies, grandes amenazas


El estudio hace énfasis en las alarmantes cifras de pérdida de megafauna dulceacuícola, es decir, las especies de gran tamaño, con un peso superior a 30 kilogramos, que viven en los ecosistemas de agua dulce, como los delfines de río o los grandes bagres migratorios. Por lo general, estos animales son esenciales para controlar las poblaciones de otras especies, lo que mantiene el equilibrio natural de los ecosistemas.


Según los datos del informe, entre más grande es el tamaño de la especie, mayores son sus posibilidades de desaparecer. ¿Las razones? Son especies muy sensibles a los cambios en sus hábitats, requieren territorios más grandes y mejor conservados, se reproducen en edades más adultas y tienen menor número de crías, en comparación con las de especies de menor tamaño.


Estas características biológicas, más los cambios en sus hábitats, han resultado en el declive poblacional de muchas especies de gran tamaño como los delfines. “Por ejemplo, en Colombia, los resultados del monitoreo de la Iniciativa de Delfines de Río de Suramérica (SARDI) muestran que el avistamiento de delfines en los ríos Meta y Amazonas -dos ríos claves para las especies- ha disminuido aproximadamente en un 4%, en los últimos 10 años” explica Fernando Trujillo, director de Fundación Omacha y uno de los líderes de la Iniciativa SARDI en el país.


Estas disminuciones en las poblaciones son indicadores valiosos para conocer el estado de los hábitats que los animales y los seres humanos comparten. “Los delfines son como los termómetros del agua. Su presencia nos indica que el agua está bien, que hay comida y que el estado de los ríos está normal. Cuando las poblaciones de delfines están mal, nosotros también estamos mal, pues cuando ellos no tienen alimento o buena calidad en sus hábitats, nosotros tampoco”, explica Lilia Java, indígena cocama de Puerto Nariño y coordinadora de la sede Amazonas de Fundación Omacha.


Represas e hidroeléctricas: dos grandes amenazas


Los ecosistemas de agua dulce están palideciendo drásticamente y los seres humanos somos los principales causantes. Según el IPV, algunos ecosistemas claves para estas especies como los ríos y los humedales están desapareciendo a un ritmo acelerado en todo el mundo debido, en gran parte, a la construcción creciente de represas e hidroeléctricas.


En el caso de los humedales, el 70% de estos ecosistemas se han perdido desde 1900 y dos tercios de los que quedan en el mundo han sido drenados, represados y fragmentados con diques desde el siglo XX. Asimismo, la mayoría de los ríos más largos del mundo -como el río Amazonas o el Orinoco- han sido represados o alterados y solo un tercio de los 242 ríos de más de 1,000 km de longitud siguen fluyendo libremente.


Este tipo de construcciones son una de las mayores amenazas para las especies, especialmente las que son consideradas como megafauna. Según cifras recopiladas por el informe, de las 207 especies de gran tamaño registradas por los científicos para los ecosistemas de agua dulce, 191 corren peligro por el desarrollo de este tipo de infraestructura. Desde el esturión y el bagre gigante del Mekong, hasta los delfines de río y nutrias del Amazonas, sufren este peligro.


Los datos concuerdan con varios aprendizajes de investigaciones lideradas en la región, entre estas, el monitoreo de delfines de río realizado por los científicos de SARDI. A finales del año pasado, los expertos advirtieron sobre el desarrollo de hidroeléctricas como una de las principales amenazas para los delfines de río en la Amazonia y Orinoquia, pues, al fragmentar los ríos con estas construcciones, los delfines quedan aislados de sitios claves para su alimentación y reproducción.


Posibles soluciones


Las especies de agua dulce no tienen fronteras, por eso, los esfuerzos que busquen su protección deben traspasar los límites entre los países y vincular a los diferentes sectores de la sociedad, para trabajar como aliados en su conservación y la de sus hábitats.


Para este trabajo, este año el IPV contiene un plan de recuperación de emergencia para la biodiversidad de agua dulce, realizado por un equipo global de científicos y expertos. El plan incluye seis puntos:


- Permitir que los ríos fluyan con mayor naturalidad, lo que incluye estudiar y evaluar los caudales de cada país e identificar los factores que los afectan.


- Reducir la contaminación, con respuestas políticas y de gestión que incluyan un mejor tratamiento de aguas residuales, regulación de las industrias contaminantes y prácticas agrícolas mejoradas.


- Proteger los hábitats críticos como los humedales, a través de la conservación comunitaria, la creación de áreas protegidas, la planificación del uso de la tierra y los programas de restauración de hábitats.


- Poner fin a la sobrepesca y la extracción de arena insostenible, con leyes que regulen los volúmenes de extracción, y con soluciones basadas en la naturaleza, como la sustitución del hormigón por materiales reciclados.


- Controlar las especies invasoras, tomado medidas para identificarlas, estudiarlas y tomar acciones para mitigar sus daños.


- Salvaguardar y restaurar la conectividad de los ríos, lo que incluye una mejor planificación en la construcción de nueva infraestructura para la producción de energía y agua.


¿Qué tipo de infraestructura podría ayudar a la conectividad y flujo con mayor naturalidad en los ríos?


Nos parece que los sistemas de transferencia para peces (escalera de peces) son un buen ejemplo de infraestructuras que ayudan a la conectividad y flujo natural de los ríos, como una solución para el problema causado por presas e hidroeléctricas, que tienen a poner una barrera entre los que sucede aguas arriba y aguas abajo del embalse.



Las escalas son pasadizos con los que los peces pueden sortear obstáculos existentes en el curso de un río; suelen ser vías de agua que resultan franqueables a los peces y que les conducen arriba del impedimento.


Se pueden clasificar las escalas de peces en cinco grupos:


1- Ascensor de peces: Jaula (o caja de ascensor en donde se concentran los peces) que sube y vuelca su contenido aguas arriba del obstáculo con una cierta periodicidad, acorde con el número de migradores que estén tratando de franquear el obstáculo en cada momento.


2- Esclusa de peces (o esclusa Borland): Dispositivo muy similar a una esclusa de navegación sólo que más atractivo a los peces (con llamada).


3- Río artificial: Canal con una pendiente del 3 al 5% dividido en tramos separados por remansos de agua que ofrece un camino alternativo a los peces para sortear el obstáculo.


4- Escala de ralentizadores (o escala Denil): Canal rectilíneo de fuerte pendiente con unos deflectores que reducen las velocidades del flujo hasta unos valores que permiten el ascenso de los peces.


5- Escala de artesas (o de estanques sucesivos): Escalera de agua con peldaños de unos 30 cm por la que circula un caudal a través de unos vertederos, hendiduras verticales y/u orificios.



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