Los países nórdicos son un ejemplo a seguir en educación, estado del bienestar e incluso lideran los rankings de felicidad. Con la sostenibilidad ocurre lo mismo. Este grupo de países situado al norte de Europa dominaron, una vez más, el índice de RobercoSAM, que cuenta el posicionamiento de los países en términos de inversión ambiental, social y de gobernanza.
Noruega, el país más sostenible del mundo
Noruega es el país más sostenible del mundo. Pero no es el único país escandinavo en las posiciones altas de la lista. Le siguen de cerca Suecia, Finlandia y Dinamarca. Estas naciones mantienen desde hace años estos puestos gracias a su liderazgo en gobernabilidad, innovación, capital humano e indicadores ambientales, según RobecoSAM.
Los estados son uno de los actores principales para conseguir un planeta más sostenible. Sus decisiones y políticas inciden directamente al medio ambiente y al desarrollo de sus comunidades. Y parece que esta es una lección que los países nórdicos tienen muy aprendida.
Hace tan solo unos meses, el parlamento noruego aprobó un plan para conseguir la neutralidad climática en 2030, dos décadas antes de lo que tenía previsto. La Unión Europea, por ejemplo, aboga con conseguirla en 2050.
Para ello, Noruega ha puesto en marcha un programa para acelerar los recortes de dióxido de carbono y de comercio con carbono para reducir las emisiones en las zonas más contaminadas del país. Aquellas donde se sitúan las industrias de combustibles y gases, que está previsto que desaparezcan en un futuro próximo.
Su apuesta por las energías renovables es firme. Según la Asociación Internacional de Energía Hidráulica, la energía hidráulica supone aproximadamente el 95% de la producción de energía en el país. Además, actualmente, el país está en proceso de prohibir la venta de coches que funcionen con combustibles fósiles.
Todos los vehículos en circulación en 2025 deberán funcionar gracias a energías verdes. De hecho, Noruega ya es uno de los países con más coches eléctricos per cápita.
Los recursos son limitados
Sostenibilidad es asumir que la naturaleza y el medio ambiente no son una fuente inagotable de recursos y que es necesaria su protección y uso racional. En este sentido, Finlandia se ha convertido en el primer país del mundo en establecer una hoja de ruta para la utilización eficiente y sostenible de los recursos. Y es que, para este país, la economía circular es una cuestión de estado.
La hoja de ruta se elaboró en estrecha cooperación entre representantes de los sectores público, privado y de la ciudadanía en general. Hay medidas que afectan a la administración estatal y local, a las empresas y a la vida cotidiana de los finlandeses.
El mejor ejemplo de esto es Sitra, un fondo de innovación creado por el Parlamento de Finlandia hace más de 50 años que tiene como objetivo impulsar un nuevo modelo de sociedad. Sitra apoya los proyectos más innovadores, sostenibles y eficientes de economía circular en Finlandia -con un presupuesto anual de 30 millones- para dar forma al futuro.
Países nórdicos: Estados verdes
Dinamarca es uno de los grandes ejemplos en cuanto a transición verde. Desde 1996, ha conseguido reducir las emisiones de CO2 en más de la mitad. En 2019, el 47% de la electricidad producida en el país fue energía eólica.
Además, cuenta con State of Green una asociación formada por empresas danesas, instituciones gubernamentales y académicas, expertos e investigadores de Dinamarca fundada en 2008 que busca soluciones relevantes que permitan la transición verde.
Trabajan para impulsar la transición global hacia una sociedad sostenible, baja en carbono y eficiente en el uso de recursos. Ya sea en energías renovables, eficiencia energética, gestión del agua, gestión de residuos, adaptación climática, economía circular o soluciones urbanas integradas.
Una isla danesa da lecciones de sostenibilidad al mundo
Bornholm es una pequeña isla de 588 km cuadrados y 40,000 habitantes. En el mapa se sitúa a unos 200 kilómetros al este de Copenhague, capital de Dinamarca. Pero esta pequeña isla danesa está dando lecciones de sostenibilidad al mundo.
A finales de los años 90, las reservas pesqueras del mar Báltico cayeron de forma considerable. Los farallones de Bornholm se resintieron fuertemente por lo que el Gobierno de la zona decidió que había llegado el momento de iniciar un nuevo camino. Por aquél entonces, la isla recibía energía a través de un cable submarino que la conectaba con Suecia y su principal fuente de ingresos era el petróleo.
Apostaron entonces por la sostenibilidad. Durante las dos últimas décadas, los isleños han construido más de 35 turbinas eólicas de gran tamaño, así como diversos generadores eólicos que producen electricidad que se utiliza para dar suministro a los hogares y las centrales energéticas. Como materia prima queman paja, gránulos de madera y residuos.
Los habitantes de Bornholm también han instalado contadores inteligentes que organizan sus sistemas de calefacción. Hasta los congeladores han sido empleados para equilibrar el suministro eléctrico.
Ahora el cable solo suministra un tercio de la electricidad, mientras que el viento proporciona el 40%; el vapor originado en las plantas de combustión de virutas de madera, el 20%; una central de biogás, el 4%; y la energía solar fotovoltaica, el 3%. Además, el 80% de los hogares posee calderas cuyo sistema hidráulico está impulsado por la incineración de residuos, paja, biogás y virutas de madera.
Fuente: Ambientum
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