¿Cuántas veces hemos leído que los proyectos de regeneración urbana en áreas en deterioro producen desplazamiento de los residentes más vulnerables para dar espacio a nuevos grupos con mayores ingresos y más altos niveles de educación?
Revitalización Urbana: Metodologías de evaluación e impactos esperados”es una publicación en inglés desarrollada por el BID que permite un primer acercamiento a esta discusión.
A través de varios casos de estudio internacionales y de un análisis recolección de datos y procesos factibles en la región, esta publicación pretende acercar herramientas de la economía a urbanistas, políticos y el público en general para poder medir impactos y comenzar a diferenciar los procesos de gentrificación y desplazamiento, desmitificando los números en torno a estos dos procesos.
En palabras simples, la gentrificación se refiere a un proceso donde habitantes con mayores niveles de ingresos y educación comienzan a llegar a un barrio, tanto por densificación como ocupación de sitios abandonados. El desplazamiento, por su parte, involucra que estos nuevos habitantes utilizan el lugar de residentes previos con menores ingresos o niveles educativos. Estos movimientos de residentes no son ajenos a la realidad de América Latina y el Caribe, desde ciudades grandes como Ciudad de México, Río de Janeiro, Santiago de Chile y Quito hasta intermedias como Cusco, Recife o Guanajuato.
¿Cómo comenzamos a dimensionar el movimiento en cada ciudad o barrio para actuar a tiempo y evitar que los grupos más vulnerables se vean afectados?
Por ejemplo, podríamos dar seguimiento a los precios del suelo y la vivienda, que suelen sufrir variaciones producto de los proyectos de revitalización urbana. Mientras los datos de las transacciones de tierras son más difíciles de observar, los precios de la vivienda en el mercado—considerando las amplias diferencias de calidad de la vivienda—son un indicador factible de medir en gran parte de América Latina. Los estudios analizados mostraron un aumento de alrededor de 3% en el precio de las viviendas en ciudades como Acayucan, México; Buenos Aires, Argentina; y Campo Grande, Brasil posterior a un proyecto de regeneración urbana.
Otro ejemplo destacado es en la ciudad de Filadelfia, donde el seguimiento de la historia crediticia (2002-2014) indicó que aquellos propietarios de menores recursos que permanecen en un barrio revitalizado y gentrificado (con cambios en el nivel educativo y de ingresos de residentes) mejoran su situación financiera comparados con grupos similares en áreas sin gentrificar. Los arrendatarios viven una situación diferente, ya que no pueden permanecer en el barrio pues no pueden pagar el considerable aumento en las rentas.
En América Latina los arriendos corresponden sólo a un 15-35%. Ante este porcentaje en incipiente aumento, aún estamos a tiempo de implementar políticas que permitan la permanencia de grupos vulnerables de arrendatarios en la región.
En miras a comenzar a medir impactos, esta publicación es una primera aproximación al tema, que abre preguntas y entrega metodologías de evaluación con especial énfasis en áreas centrales y patrimoniales, donde tienen lugar buena parte de los procesos de gentrificación y/o desplazamiento.
Este es un fragmento del artículo "Regeneración urbana en áreas en deterioro: gentrificación en números" de Isidora Larrain de Andraca de Ciudades Sostenibles del BID.
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