En este día, en 1626, se completó la construcción de la "nueva" Basílica de San Pedro en Roma.
Constantino construyó en el siglo IV la primera iglesia que se encontraba en el lugar, una parcela de tierra que a los romanos les pareció tan indeseable que permitieron que los cristianos enterraran a sus muertos allí alrededor de la tumba de un mártir.
1200 años después, un papa renacentista lo consideró demasiado aburrido y poco romano, y ordenó su destrucción y un nuevo plan elaborado por el brillante Bramante. Durante el siglo siguiente, el trabajo continuó a intervalos en la iglesia, generalmente dependiendo de cuán ansioso estaba el papa reinante de glorificar a la iglesia o alinear sus propias arcas.
Muchos arquitectos iban y venían: algunos conocidos (Michelangelo), otros menos (Fontana), algunos que estaban mejor haciendo sus trabajos diarios (Raphael). Finalmente, Carlo Maderno fue nombrado arquitecto jefe en 1603. Fue él quien, bajo la dirección del Papa Pablo V, terminó el tejido de la basílica con la extensión de la larga nave que sirvió a la liturgia mejor que la Cruz griega propuesta por Bramante y reafirmada por Miguel Ángel, pero que también oscurece la vista de la cúpula desde cualquier punto de vista lejano en el Vaticano.
Maderno oficialmente terminó la iglesia, pero muchas manos han contribuido desde entonces. Más significativamente, Gianlorenzo Bernini agregó una escultura interior importante (principalmente la Cátedra Petri y Baldacchino) y la amplia plaza y columnata en el frente. Mucho más tarde (en 1936), el arquitecto de Mussolini, Marcello Piacentini, completó la Via della Conciliazione. Finalmente dio forma a un amplio camino para peregrinos que conecta la Plaza de San Pedro con el Castillo Sant'Angelo.
Fuente: archhistdaily
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